UNIDAD EN FE Y EN DOCTRINA
Mi esposo, junto con los pastores José Bates, Esteban Pierce, Hiram Edson, y otros que eran inteligentes, nobles y veraces, estaba entre aquellos que, después que pasó el tiempo en 1844, escudriñaron en procura de la verdad como un tesoro escondido. Solíamos reunirnos, con el alma cargada, orando que fuéramos hechos uno en fe y doctrina; porque sabíamos que Cristo no está dividido. Un tema a la vez era objeto de investigación. Las Escrituras se abrían con reverente temor. A menudo ayunábamos, a fin de estar mejor preparados para entender la verdad. Después de fervientes plegarias, si algún punto no se entendía, era objeto de discusión, y cada uno expresaba su opinión con libertad; entonces solíamos arrodillarnos de nuevo en oración, y ascendían fervientes súplicas al cielo para que Dios nos ayudara a estar completamente de acuerdo, para que pudiéramos ser uno como Cristo y el Padre son uno. Muchas lágrimas eran derramadas. Pasamos muchas horas de esta maner...