MÁS PELIGROSOS QUE LOS FARISEOS

"Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan...¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos". Mateo 16:6-12
Se habla y se dice mucho de los fariseos. Han llegado a ser sinónimo de fanática adhesión a la letra de la Biblia -olvidando su espíritu-, de excesivo formalismo y de orgullo espiritual. A quienes en la iglesia se ocupan de enfatizar la obediencia los tildamos de fanáticos fariseos (con o sin razón).
Pero cuando Jesús les advirtió a sus discípulos de las falsas doctrinas, incluyó también a los saduceos. 
¿Y quiénes eran estos? 
La Biblia dice de ellos: "los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu" (Hechos 23:8).
Elena de White comenta: "Los saduceos rechazaban las tradiciones de los fariseos. Profesaban creer la mayor parte de las Escrituras, y considerarlas como su norma de acción; pero en la práctica eran escépticos y materialistas. Los saduceos negaban la existencia de los ángeles, la resurrección de los muertos y la doctrina de una vida futura, con sus recompensas y castigos... Los saduceos eran mucho menos numerosos que... [los fariseos], y no tenían mucho dominio sobre el pueblo común; pero muchos de ellos eran ricos y ejercían la influencia que imparte la riqueza. En sus filas figuraba la mayor parte de los sacerdotes, y de entre ellos se elegía generalmente al sumo sacerdote. Pero esto se hacía, sin embargo, con la expresa estipulación de que no fuesen recalcadas sus opiniones escépticas". DTG pag. 555
Al no creer en la resurrección, esta vida era todo lo que tenían. La mundanalidad les dominaba; la búsqueda del placer, el poder y la riqueza eran sus objetivos. Y al comenzar a transitar por la resbalosa pendiente del egoísmo, la incredulidad y el escepticismo, cerraron sus oídos a la voz de Dios cayendo en errores cada vez más graves.
Ellos también "negaban que el Espíritu de Dios obrase por medio de los esfuerzos humanos o medios naturales... Sus ideas acerca de Dios amoldaban su carácter. Como en su opinión no tenía él interés en el hombre, tenían poca consideración unos para con otros... Rehusando reconocer la influencia del Espíritu Santo sobre las acciones humanas, carecían de su poder en sus vidas... Creían que era posible para todos los hombres conseguir las comodidades y bendiciones de la vida; y sus corazones no se conmovían por las necesidades y los sufrimientos ajenos. Vivían para sí mismos". DTG pag. 556
Hecha la descripción, podemos ver el terrible peligro espiritual en que estaban. Las escrituras registran de varios fariseos que se convirtieron, pero no dice absolutamente nada de conversiones de saduceos. 
Si bien debemos preocuparnos por que en la iglesia no se levanten los fariseos, deberíamos temer mucho más al espíritu de los saduceos que ya está entre nuestro pueblo. 
No me duele tanto el fanatismo (si bien hace muchísimo daño), como la terrible identificación con el mundo, la indiferencia y la falta de compromiso que manifiestan muchos cristianos. Estos son frutos, no del formalismo de los fariseos, sino del materialismo saduceo que nos ha invadido. 
Insidiosa y lentamente se nos ha infiltrado este tipo de pensamiento que es diametralmente opuesto a la negación propia que exige el evangelio; induce a la tibieza e impide el desarrollo de los creyentes. 
Aceptar sus teorías, por más revestidas de santidad que parezcan, nos llevará de vuelta al mundo de donde hemos salido. Y eso resultará en pérdida eterna. Si no advertimos y combatimos su hipnotizadora influencia, seremos hallados faltos y vomitados de la boca del Señor. 
El apóstol Pedro se refirió a tales personas cuando escribió: "Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción... Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno". 2ª Pedro 2:17-22
Temamos a los saduceos modernos.

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