¿CÓMO ESTÁ TU ÁRBOL?

"En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas". Mateo 3:1-3
 Jesús mismo dijo que no hubo profeta tan grande como Juan el Bautista; sin embargo, en la imaginación popular y en las películas se lo muestra como una especie de loco, hablando a los gritos, con los cabellos parados y vestido en forma extraña. No es para nada la imagen que transmite la Biblia de él. 
Debió haber sido un predicador extraordinariamente convincente para que le siguieran multitudes y se bautizaran en masa. Pero su más notable característica es que enfatizaba el mensaje por sobre el mensajero.
¿Cuál era el mensaje? El llamaba al arrepentimiento, predicando sobre el juicio y la preparación para la venida del Mesías.  
Multitudes lo escuchaban con reverencia; algunos más convencidos que otros. Entre ellos estaban los orgullosos fariseos que venían como oyentes nada más. 
Les parecía bien un Mesías que los liberara de los romanos. Y un arrepentimiento "ligth" -del que es de la boca para afuera-, tampoco estaría mal. Pero... ¿juicio...?
Estos no son temas populares; a mucha gente en la actualidad también le molesta que se hable del juicio, después de todo Dios es amor y nada más. Lo del juicio es cosa de fanáticos. 
No obstante, lo que conmovía las almas de sus oyentes era precisamente el fuerte énfasis en el juicio que representaría la venida de Aquel a quien él proclamaba sin pelos en la lengua.
"Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego".Mateo 3:4-10 
¡Qué figura más poderosa!
Un hacha puesta a los pies de un árbol, como símbolo de un juicio inminente y definitivo. Cuando el hacha se levante, ya no habrá vuelta atrás o segunda oportunidad; solamente caerá, acabando con el árbol remilgoso que no haya dado frutos de justicia.
Y ese árbol somos tu y yo.
Dependerá del tipo de frutos que hayamos manifestado el que seamos cortados o permanezcamos. Es que el mensaje del evangelio es en esencialmente un mensaje de juicio. Si lo recibes, llevarás fruto y serás salvo, pero si lo rechazas, serás condenado. Así de simple. 
Para los adventistas del séptimo día en particular, el juicio es una realidad con la que tenemos que convivir y la sustancia del mensaje que tenemos que llevar al mundo. Dios es amor, si; pero también es justicia. Y estas dos características divinas son inseparables.
Cada rayo de luz atesorado en el alma abre camino para mayores revelaciones de ese amor y de esa justicia perfecta. Pero cada rayo de luz rechazado endurece el corazón y cierra el camino para el siguiente, de tal modo que pronto la luz se extingue. 
Deberíamos considerar esto seriamente. Es fea cosa jugar con la gracia.
A veces pensamos que, como el Señor es misericordioso y perdonador, no importa las veces que hayamos reiterado nuestro pecado y que nada pasará. Pero esta es una equivocación fatal, porque cada cosa que hacemos, cada decisión que tomamos está revestida de consecuencias eternas (ver Gálatas 6:7). Si sembramos incredulidad, negligencia, rebeldía o frialdad espiritual, tal será el fruto de nuestro árbol.
Y si rechazar el mensaje de Juan era terrible; ¡cuánto más peligroso es despreciar el mensaje del Redentor del mundo!
"Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará". Mateo 3:11,12
La primera venida de Cristo fue un momento de juicio para todo Israel. Los rebeldes, los incrédulos y los indiferentes dejaron pasar su hora, y terribles fueron las consecuencias para ellos. 
Pronto Jesús vendrá otra vez, "para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él." Judas 15.
¿Cómo está tu árbol? ¿Qué frutos lleva?

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