¿ERES SAL?

"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres". Mateo 5:13
Jesús nos comparó con ese sencillo, pero vital ingrediente. Tan breve comparación -en un solo versículo-, encierra sin embargo un gran significado y es fuente inagotable de lecciones espirituales. 
Elena White escribió: "El sabor de la sal representa la fuerza vital del cristiano, el amor de Jesús en el corazón, la justicia de Cristo que compenetra la vida. El amor de Cristo es difusivo y agresivo. Si está en nosotros, se extenderá a los demás. Nos acercaremos a ellos hasta que su corazón sea enternecido por nuestro amor y nuestra simpatía desinteresada. De los creyentes sinceros mana una energía vital y penetrante que infunde un nuevo poder moral a las almas por las cuales ellos trabajan. No es la fuerza del hombre mismo, sino el poder del Espíritu Santo, lo que realiza la obra transformadora". El Discurso Maestro de Jesucristo pág. 34
Está claro que para ser sal necesitamos el amor de Jesús en el corazón. Pero de lo que no siempre nos percatamos es que ser sal es tanto una virtud individual como de conjunto.
Cada granito es salado en sí mismo, pero para dar sabor necesita del aporte de los demás, porque nadie sala una comida con un solo granito. La característica individual está puesta así al servicio colectivo para lograr un mayor efecto.

Los granos de sal parecen todos iguales a simple vista, no hay uno más grande o más importante que otro; (aunque si los pudiéramos ver con aumento, veríamos que son todos muy diferentes), forman no obstante un todo uniforme.
Esto es muy bueno, porque nos dice que somos todos muy valiosos; que nuestra contribución es indispensable; que nuestra falta afecta el rendimiento del colectivo. Nadie debería permitirse entonces el pensamiento de que no tiene ninguna utilidad entre el pueblo de Dios, porque todos y cada uno formamos parte de Su plan.
¿Verdad que es un adecuado símbolo de las relaciones que deben predominar en la iglesia?
Por otra parte, no fuimos puestos en esta vida para servirnos egoístamente a nosotros mismos, pues eso sería algo así como comerse un plato de sal (¿horrible, no es cierto?). Nuestra función es sazonar la vida de los demás con el sabor del evangelio, aligerar sus cargas y alegrar sus vidas. Lo bueno, es que al hacerlo, somos los primeros beneficiados. 
Cada áspero grano, desagradable al gusto y al tacto, encuentra su utilidad cuando se difunde y se pierde; cuando desaparece de la vista. El cristiano más tosco y deficiente, si está escondido en Cristo y pone su vida al servicio de los demás, se convertirá de este modo en una columna del templo del Señor, objeto de su gozo y blanco de sus promesas de vida eterna. 
La cita anterior continúa diciendo: "Cuando el amor llena el corazón, fluye hacia los demás, no por los favores recibidos de ellos, sino porque el amor es el principio de la acción. El amor cambia el carácter, domina los impulsos, vence la enemistad y ennoblece los afectos. Tal amor es tan ancho como el universo y está en armonía con el amor de los ángeles que obran. Cuando se lo alberga en el corazón, este amor endulza la vida entera y vierte sus bendiciones en derredor. Esto, y únicamente esto, puede convertirnos en la sal de la tierra". Ídem pág. 35
Se nos insta: "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno". Colosenses 4:6
¿Eres un grano de sal?





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