HIJOS DESCARRIADOS DE PADRES BUENOS

"Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron". Mateo 2:18
¿Por qué padres buenos pueden llegar a tener hijos malos y extraviados? ¿Es inevitable que tengamos que llorar la pérdida de nuestros niños que alguna vez estuvieron en la fe?
Esto causa perplejidad, sentimientos de culpa y mucho sufrimiento a padres que son piadosos. Sería bueno examinar las causas por las que, en tantos hogares cristianos, crecen hijos que luego se apartarán del camino de la verdad seguido por sus progenitores. 
Consideremos cinco casos bíblicos:
  1. Isaac: "Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob" (Génesis 25:28). Aquí puede verse el origen del problema. Los afectos mal encaminados de ellos provocaron el desastre familiar. Cuando hay favoritismo y rivalidad entre los padres, que prefieren un hijo sobre el otro, se están sembrando las semillas de muchos males futuros.
  2. Manoa: "Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada" (Jueces 14:3). Cuando los hijos desprecian el consejo de sus padres, cuando prefieren seguir sus propias inclinaciones, se colocan en terreno desventajoso y resbaladizo. Debería educarse a los niños a obedecer sin dudar toda indicación de los padres hecha en el temor del Señor.
  3. Elí: "¿Por qué ... has honrado a tus hijos más que a mí?" (1ª Samuel 2:29).El error fatal del viejo sacerdote fue no haber castigado la mala conducta de sus hijos, conformándose con darles una tibia reprensión. Su amor por ellos pervirtió su juicio y al permitirles continuar en su mal proceder, les abrió la puerta de la perdición eterna.
  4. Samuel: "Habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel. Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho. Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos" (1ª Samuel 8:1-5). Como sucedió al profeta, las agotadoras tareas de algunos padres (y en especial líderes de la iglesia), no les dejan espacio para guiar y aconsejar a sus hijos en los caminos de Dios. Deberíamos cuidarnos de ese peligro tan actual.
  5. David: "Y tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas" (2ª Samuel 5:13). La poligamia de David fue la causa de los graves problemas que tuvo en la etapa final de su reinado, y vio rebelarse contra él -y morir- a sus propios hijos. Cuando la vida familiar se ve alterada porque los padres no siguen el plan de Dios para sus vidas, se cosecharán funestos resultados: amargura, celos, rivalidades y graves contiendas.
¿Qué hacer ante esta dura realidad? Consideremos la cita siguiente: 
"Estamos viviendo en una época desdichada para los niños. Se siente una fuerte corriente que arrastra hacia abajo, hacia la perdición, y se necesita algo más que una experiencia y fuerza de niño para remontar esa corriente y no ser llevado por ella. Los jóvenes en general parecen cautivos de Satanás y éste y sus ángeles los llevan a una destrucción segura... A todos los que tienen deseo de entregar su corazón al Señor y de obedecer sus requerimientos, Satanás tratará de hacerles sufrir perplejidades y de vencerlos con sus tentaciones, a fin de que se desalienten y renuncien a la lucha". Joyas de los Testimonios Tomo 1 pág. 147. 
Las tentaciones que afrontamos en nuestra infancia no tienen punto de comparación con las que deben enfrentar las nuevas generaciones. Son mucho más poderosas, atractivas y frecuentes que las que nos asaltaron a nosotros y tampoco poseen la fuerza necesaria para enfrentarlas.
¡Realmente es una época desdichada para los niños!
Teniendo que luchar contra una corriente maligna que va en aumento (y que ya se convirtió en un verdadero tsunami); solamente la oración ferviente, el esfuerzo decidido y la plena confianza en las promesas de liberación divina nos pueden dar la victoria. 
Volvamos ahora al texto del principio. Lo que cita Mateo, más que un lúgubre lamento sin esperanza, es parte de un esperanzador mensaje para el antiguo Israel, que puede ser de gran aliento para los padres de hoy: "Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra".  Jeremías 31:15-17. 
Si bien es cierto que la situación actual es desesperante -y casi desesperada-, nuestro buen Dios no nos dejará solos para luchar contra la poderosa corriente del mal.
Él contestará las fervientes oraciones de los padres que suplican por sus hijos. Intervendrá con poder para atraer a los perdidos hacia sí. Tiene (y usa) todos los recursos del universo para socorrer a los tentados y para hacer volver a los extraviados. Su gracia basta para sostener a la más débil y para rescatar a la más alejada de sus criaturas.
Él vencerá. No lo dudes. Hay salario para tu trabajo y esperanza para tu porvenir.
Dios hará volver a los hijos que cayeron en poder del enemigo llenando de alegría nuestros corazones.
Aferrémonos a esta promesa. 

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