EL ESTORBO DE LA RELIGIÓN II
En la entrada anterior mencioné que hay personas que quisieran ver desaparecer la religión, para sustituirla por una "espiritualidad" algo difusa, que permita que cada uno viva la fe a su manera.
Este pensamiento -por atractivo que pueda parecer-, no es más que un engaño satánico que llevará a sus adherentes a la destrucción. Es que se trata simplemente de un vano intento de reemplazar una cosa por otra de valor inferior.
La religión, la iglesia y sus ritos no son inventos humanos, existen por un motivo y para varios propósitos:
Al igual que los fariseos de antaño, los cristianos se han dejado llevar por el engaño del tradicionalismo, aferrándose a ritos y ceremonias, haciendo de ellas un fin en sí mismas, y perdiendo la esencia del mensaje. Tal idea conduce a una religión hueca y ritualista, que busca cubrir su vanidad con multitud de actividades, que no sirven al propósito por el cual Dios levantó su iglesia.
Al fariseísmo, siguió el saduceísmo, que es la práctica exterior de una religión pero sin ningún impacto en el interior del ser humano. Esto lleva al materialismo y al descreimiento. Son las dos caras de la misma moneda: un cristianismo sin Cristo.
Lo que proponen los detractores de la religión, es simplemente reemplazar una experiencia legalista por otra igualmente legalista, pero disfrazada de liberalismo. Vivir una experiencia religiosa puramente individualista, una "religión a la carta" o de "crea como le parezca", sin necesidad de estar subordinados a Dios.
¿Cuáles son los frutos de una espiritualidad autista y contraria a la religión tradicional?
Podemos verla en lo que sucedió con el rey Jeroboam en el Antiguo Testamento, cuando este decidió librarse de la influencia del templo de Jerusalén.
Creyó que, cambiando el lugar y el formato del culto a Dios, sostendría mejor sus egoístas intereses políticos ¿No nos resulta conocido?
"Y habiendo tenido consejo, hizo el rey [Jeroboam] dos becerros de oro... Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan. Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví... Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel". 1ª Reyes 12:28-33
Cuando dejamos de lado la religión que Dios mismo instituyó para entronizar una de nuestra propia invención, el resultado será el mismo que cosecharon los del reino de Samaria: un completo desastre.
La religión verdadera no es un obstáculo, es el camino para llegar al Señor. Dios mismo la instituyó para que nos gocemos en participar de los beneficios de pertenecer a "la iglesia del Dios viviente, [que es] columna y baluarte de la verdad" (1ª Timoteo 3:15).
Este pensamiento -por atractivo que pueda parecer-, no es más que un engaño satánico que llevará a sus adherentes a la destrucción. Es que se trata simplemente de un vano intento de reemplazar una cosa por otra de valor inferior.
La religión, la iglesia y sus ritos no son inventos humanos, existen por un motivo y para varios propósitos:
- Se necesita organización para llevar adelante el mensaje de la cruz. Así como un cuerpo para existir necesita que sus miembros estén mutuamente conectados y dirigidos por el cerebro, los cristianos deben estar unidos entre sí y bajo la dirección de Cristo. A esto se llama iglesia.
- Una iglesia debe tener un sistema ordenado de gobierno, creencias y prácticas (ritos) que sean comunes a todos los creyentes. En el caso de la iglesia cristiana (al contrario de los gobiernos terrenales), los que dirigen deben considerarse y comportarse como sirvientes de sus hermanos. El conjunto de creyentes, sus prácticas y su sistema de gobierno, constituyen una religión.
Al igual que los fariseos de antaño, los cristianos se han dejado llevar por el engaño del tradicionalismo, aferrándose a ritos y ceremonias, haciendo de ellas un fin en sí mismas, y perdiendo la esencia del mensaje. Tal idea conduce a una religión hueca y ritualista, que busca cubrir su vanidad con multitud de actividades, que no sirven al propósito por el cual Dios levantó su iglesia.
Al fariseísmo, siguió el saduceísmo, que es la práctica exterior de una religión pero sin ningún impacto en el interior del ser humano. Esto lleva al materialismo y al descreimiento. Son las dos caras de la misma moneda: un cristianismo sin Cristo.
Lo que proponen los detractores de la religión, es simplemente reemplazar una experiencia legalista por otra igualmente legalista, pero disfrazada de liberalismo. Vivir una experiencia religiosa puramente individualista, una "religión a la carta" o de "crea como le parezca", sin necesidad de estar subordinados a Dios.
¿Cuáles son los frutos de una espiritualidad autista y contraria a la religión tradicional?
Podemos verla en lo que sucedió con el rey Jeroboam en el Antiguo Testamento, cuando este decidió librarse de la influencia del templo de Jerusalén.
Creyó que, cambiando el lugar y el formato del culto a Dios, sostendría mejor sus egoístas intereses políticos ¿No nos resulta conocido?
"Y habiendo tenido consejo, hizo el rey [Jeroboam] dos becerros de oro... Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan. Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví... Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel". 1ª Reyes 12:28-33
Cuando dejamos de lado la religión que Dios mismo instituyó para entronizar una de nuestra propia invención, el resultado será el mismo que cosecharon los del reino de Samaria: un completo desastre.
La religión verdadera no es un obstáculo, es el camino para llegar al Señor. Dios mismo la instituyó para que nos gocemos en participar de los beneficios de pertenecer a "la iglesia del Dios viviente, [que es] columna y baluarte de la verdad" (1ª Timoteo 3:15).
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