ES MEJOR MORIR QUE PECAR

"¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?" Génesis 39:9.
Para la egoísta y sensual sociedad en que vivimos, el título de esta entrada suena casi blasfemo ¿Por qué debería uno privarse de lo que le produce satisfacción inmediata? 
Hay que darse el gusto en vida -dicen-. 
Esto me recuerda a los avisos publicitarios de cierto banco, que tenían el siguiente slogan para ofrecer su línea de crédito: "¿Querés disfrutar la vida hoy?". (Ciertamente, los beneficios que ofrecían eran limitados, en tanto que sus intereses eran altísimos).
En nuestra época actual parece que todo tiene que ser inmediato, que cualquier necesidad debe ser suplida al instante, y que podemos gozar ya mismo de todo y pagarlo después. 
La gente se endeuda para conseguir bienes y artículos de consumo de los que podría prescindir sin problemas; gasta más de lo que tiene, a fin de tomarse unas vacaciones, comprar lo último en tecnología, o cualquier otra cosa. El problema llega a la hora de saldar las cuentas, que termina convirtiéndose en la bancarrota de multitudes.
La misma actitud se demuestra en el ámbito espiritual. . 
Los cultos, las oraciones y los sermones deben ser lo más breves posible -al estilo "fast food"-; de otra manera, la congregación se fastidiará y dejará de asistir. Todo debe ser inmediato y rápido
De igual suerte, el tiempo de devoción personal debe reducirse a una mínima expresión, y los beneficios de la religión tienen que verse de inmediato, para que los fieles no se desalienten. Y ni hablar de dedicar tiempo al trabajo misionero o al servicio al prójimo, pues todo el mundo está muy ocupado para ello.
La actitud de muchos se parece a la de Esaú. Siendo el hijo mayor, el primogénito, heredaría todas las posesiones de su padre y también le correspondía ser el depositario de las bendiciones espirituales de la descendencia de Abraham. 
Tristemente, el solo apreció las bendiciones materiales de su condición.
"Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?  Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura". Génesis 25:29-34.
-¿Para qué, pues, me servirá la primogenitura? - se preguntó Esaú. 
Antepuso al privilegio de ser hijo de Dios, la satisfacción del momento. Su apetito pervertido triunfó sobre el buen juicio y despreció el alto honor que significaba la primogenitura en favor de "darse el gusto", sin reparar en que esa elección no solo le costaría todo cuanto apreciaba, sinó que además perdería la vida eterna.
La Biblia juzga así la actitud del hermano de Jacob: "Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas." Hebreos 12:15-17.
¡Qué terrible! Cambiar la eternidad por un plato de lentejas...
El siguiente pensamiento me impactó: 
"Satanás les ofrece a los hombres los reinos del mundo si ellos le ceden la supremacía. Muchos hacen esto y sacrifican el cielo. Es mejor morir que pecar; es mejor padecer necesidad que defraudar; es mejor pasar hambre que mentir". Testimonies for the Church Tomo 4 pág. 495 (1880).
En tremendo contraste con la mundanalidad de Esaú, aparece la magistral actitud de José. Cuando fue tentado por la mujer de su amo a disfrutar de un goce inmediato, lo rechazó para no ofender a Dios. 
Prefirió sabiamente morir antes que pecar; perder lo momentáneo a fin de ganar lo eterno; negarse un placer de la carne, antes que sucumbir a ella. 
¿Qué de tí? ¿Preferirás "morir antes que pecar", o elegirás "disfrutar la vida hoy"?
Ruega hoy al Señor la fuerza necesaria para no equivocarte en tus elecciones. Busca el Reino de Dios antes de lo que este mundo te ofrece, por atractivo que pueda parecer.
 Así, al igual que Moisés, estarás "escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado" Hebreos 11:25. Y esa decisión traerá frutos para vida eterna.

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