EL "DÍA" DEL JUICIO

"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas". Apocalipsis 14:6,7
¿Hay un día del juicio? Este mensaje del Apocalipsis señala que sí, y menciona varios aspectos a tener en cuenta.
  • Hay un evangelio eterno. (1ª Corintios 15:3). Es el mismo mensaje de esperanza que se predicó en el el Edén -luego de la caída de Adán-, el que predicaron patriarcas, profetas y apóstoles, y es sin duda, el último mensaje que el pueblo de Dios tiene que dar al mundo.
  • Hay un juicio (Eclesiastés 12:13,14 ); en el que se demostrarán el amor, la bondad y la justicia de Dios en su trato con el pecado y los pecadores.
  • Hay una hora para ese juicio (Hechos 17:31, Romanos 2:16, 1ª Pedro 4:17). Según las profecías ya ha comenzado, con el juicio sobre los creyentes, continuará con los que se pierden y luego se ejecutará la sentencia final, con el fuego y la destrucción de todo rastro de pecado. Involucra a los ángeles y a todos los moradores de la tierra sean vivos o muertos (Judas 1:6; 1ª Juan 4:17; 2ª Pedro 3:7).
  • Hay un doble llamado para los creyentes:
    • Temer a Dios y darle gloria
    • Adorar al Creador
Se desprende de los textos anteriores que el juicio tendrá varias etapas, tal como los juicios terrenales. Una primera fase de investigación, después las apelaciones y luego la sentencia definitiva e irrevocable. 
El juicio debería comenzar con los creyentes, pues ellos son los acusados por Satanás de ser indignos de la salvación. Debe demostrarse no solo que han sido justificados, sino que son aptos para vivir durante la eternidad con los seres no caídos. 
Esta etapa comenzó en el cielo, antes de la segunda venida de Cristo, pues luego de ella ya no habrá oportunidad de salvación (ver Apocalipsis 22:11). 
De acuerdo a las profecías de Daniel 7, 8 y 9, el juicio investigador se inició el 22 de octubre de 1844, cuando Jesús pasó del Lugar Santo del Santuario Celestial, en donde intercede por los santos, al lugar Santísimo, para constituirse en juez de la humanidad. 
Ahora en su doble función de Intercesor y Juez, abre ante las inteligencias celestiales los libros de registro y cada nombre de los creyentes es examinado, declarado digno y anotado en el libro de la vida, o borrado de él si es indigno.
La etapa siguiente ocurrirá luego de la resurrección de los justos, durante el milenio anunciado en Apocalipsis 20, cuando ellos juzgarán a los perdidos y a los ángeles caídos: "¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo?... ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?" (1ª Corintios 6:2,3). 
La oportunidad de revisar los registros del cielo, servirá para comprobar que Dios hizo todo cuanto era posible para salvar a los que se perdieron, los cuales quedaron excluidos de la vida eterna por su propia decisión. 
Los muertos impíos serán resucitados y junto a los demonios escucharán su sentencia, ante el expectante universo reunido. La justicia del Señor será reconocida por todos, y el fuego consumirá por completo al pecado y a los pecadores, para dar paso a una tierra renovada y a una eternidad de paz y armonía.
La razón de este proceso judicial, son los interrogantes que se plantearon cuando el mal entró en el perfecto universo creado por el Señor: ¿Por qué nos creó sabiendo que podíamos pecar? ¿Por qué no destruyó el mal de raíz eliminando a Satanás? ¿Lo mueve la misericordia y la justicia, o es un tirano egoísta?
Estas preguntas y muchas otras que derivan de ellas, ya fueron contestadas con la muerte de Cristo en la cruz; sin embargo, ese extraordinario sacrificio no fue el final del plan  para terminar con el pecado (¡después de todo seguimos aquí todavía!). 
Su sacrificio vicario proporciona una salida para el creyente, pero resulta inútil para el pecador no arrepentido. Proporciona redención solo a los que creen y obedecen sus mandamientos.
La eficacia de la sangre de Cristo, su justicia ofrecida al ser humano caído, su perdón ilimitado, son demostraciones admirables del amor y la gracia divina. Pero no resuelven el interrogante final: ¿el pecado continuará para siempre?
La respuesta se encuentra en la final intervención de Dios, en la segunda venida de Cristo, que pondrá fin a la maldad y establecerá su reino en una tierra renovada y libre de la maldición del pecado.
"Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan". Hebreos 9:27-2.
El llamado a temer (o reverenciar) a Dios está relacionado con guardar sus mandamientos. La obediencia por la fe es la prueba definitiva de que nuestro amor hacia Él no es una mera pretensión. 
Darle gloria implica vivir de acuerdo a su voluntad para ser hallados "sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios" (Filipenses 1:10,11). 
El llamado a adorar al Creador está ligado con el día designado para recordarlo, el sábado. Dios tiene en la tierra un pueblo fiel que le adora y guarda todos sus mandamientos. Este llamado cumplirá con el propósito de demostrar, por medio de su iglesia, que es posible vivir sin pecado en un mundo pecador. 
Dios exhibirá en perfecta justicia a sus hijos del tiempo final, los que vencerán por la fe en Cristo y darán testimonio con sus vidas de que prefieren morir a pecar.
"Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte." Apocalipsis 22:11.
¿Estás listo para el juicio, temiendo a Dios, dándole gloria y adorándole en la hermosura de la santidad?

Referencias:
1 Corintios 15:3
Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.
Eclesiastés 12:13,14
El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
Hechos 17:31
por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Romanos 2:16
en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
 1 Pedro 4:17
Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Judas 1:6
Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;
2 Pedro 3:7
pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
1 Juan 4:17
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio

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