DIOS MALINTERPRETADO 4 de 5

Cada tanto, un sonado crimen pone en vilo a nuestra indiferente sociedad. La muerte de una joven en estos días se convirtió en un acontecimiento mediático que roza lo desagradable. Cada detalle, cada imagen, cada declaración, son analizadas con intenso interés.
¿Por qué le sucedió esto? Es la pregunta de todos.
Cuando suceden cosas tan terribles, alguien dirá que: "es la voluntad de Dios"
Esta es otra verdad a medias que confunde acerca del carácter de Dios.
Las Escrituras aseguran que "no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños" (Mateo 18:4). Él no quiere que nadie sufra, ni que muera sin propósito; desea que tengamos vida en abundancia (Juan 10:10), y sin embargo, el hecho es que hay una enorme y creciente marea de sufrimiento .
Si bien es cierto que ni un pajarillo cae a tierra sin que él lo note, que nada está escondido de su vigilante mirada, y que el Señor conoce el fin desde el principio, no todo lo que sucede es fruto de su voluntad.
En las entradas anteriores, presenté a los actores del conflicto; Dios por un lado, con propósitos de misericordia, Satanás y sus ángeles rebeldes que procuran nuestra destrucción, y los seres humanos que apoyamos deliberada o inconscientemente uno u otro bando.
La lucha de Cristo y sus ángeles contra el demonio y los suyos se centra en la voluntad del ser humano. Ambos combaten por inclinar nuestros corazones hacia uno u otro lado, claro que con diferentes armas.
Este conflicto invisible se refleja en los visibles conflictos que observamos a diario. Encontramos mezcladas las más altruistas realizaciones, las peores pasiones humanas, guerras y las contiendas de todo tipo, actos nobles, desinteresados y heroicos junto a las acciones más depravadas. Todas tienen su origen en uno u otro lado del conflicto.
Lo que sucede no nos resultaría tan confuso si pudiéramos separar el velo que separa al mundo visible del invisible. Accediendo a él encontraríamos las respuestas que buscamos.
En el capítulo 10 de Daniel aparece una vislumbre de esta lucha:
"En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas" Daniel 10:1-3.
Se dice aquí que el profeta recibió la revelación y la entendió. No obstante, se afligió, se humilló, ayunó y oró durante tres semanas. Su perplejidad no se debía al contenido, sino a las implicancias de la visión, que parecía mostrar demora en el restablecimiento de Israel en Palestina
¿Dónde quedarían pues las profecías y las promesas de que Dios iba a tener misericordia de su pueblo exiliado?
Recibió entonces a un visitante celestial que le explicaría lo que le estaba angustiando. La visión fue tan arrolladora que quedó sin fuerzas y tuvo que ser reanimado para continuar.  
"Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando". Daniel 10:9-11
¡Qué maravilloso y bondadoso Dios tenemos! 
Primero restableció sus fuerzas, y entonces le aseguró a su "muy amado" siervo su favor.
Luego le fue revelada al profeta la lucha que había entablado -al principio de sus ruegos- contra la voluntad del rey de Persia, para que sus propósitos se vean cumplidos:
"Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. ..y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá". Daniel 10:12-14;19,20
¡Qué hermosa seguridad! En esta guerra de voluntades, Dios finalmente triunfará sobre toda influencia maligna.
Cuando todo va mal y parece sin solución, cuando el cielo parece cerrado a nuestras oraciones, cuando el desaliento nos quiera dominar, descansemos seguros en la protección divina.
Ángeles poderosos en fortaleza son enviados para asegurar que los propósitos del Señor se realicen. Cristo mismo intercede por nosotros en el Santuario Celestial, y mediante su Espíritu interviene para librarnos.
Él vencerá al final ¡Aleluya!

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