BUENO ES ESTAR AQUÍ

"Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí". Mateo 17:1-8
¿Cómo pasar más tiempo en oración?
Aunque conozco la importancia de la oración secreta, me cuesta estar en oración por mucho tiempo.
Y lo que me pasa, creo que no es extraordinario ¿Cómo hacerlo mejor?
La oración privada puede compararse con hacer una visita.
Si nos incomodan las personas que visitamos, haremos lo posible por retirarnos rápidamente -claro que con elegancia,- de ese lugar. Pero si se trata de amigos muy queridos, no llevaremos en cuenta el tiempo y nos parecerá poco rato el que pasemos con ellos. 
Así sucede también con Jesús. Si estamos inquietos en su presencia, nuestras oraciones serán breves; en cambio, si nos sentimos cómodos con él, el tiempo no será problema.
Podremos decir con alegría: "Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí".
En la historia de la transfiguración de Cristo, hay algunos elementos que nos pueden ayudar a pasar un mejor y provechoso tiempo en oración.
"Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo". Mateo 17:1-8
Estaban con él en aquel monte solo tres de los discípulos del Señor; su núcleo íntimo. "Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño" Lucas 9:32.
Igual que en el Getsemaní, Jesús intercedía mientras sus seguidores... ¡dormían!
¡Cristianos dormidos! ¿No pasa lo mismo hoy? ¿Por qué cuesta tanto velar en oración?
Pero cuando el Salvador se reveló ante ellos en toda su gloria, vieron a Moisés y Elías y escucharon la voz de Dios, se olvidaron del cansancio. Pedro entonces dijo: "bueno es para nosotros que estemos aquí". No había lugar mejor que aquél en donde estar.
Necesitamos pasar por una experiencia similar. Tenemos que recibir una nueva  y gloriosa visión de Jesús para que nuestras oraciones no sean breves ni formales, para que orar sea algo que busquemos y gocemos y no una obligación.
Cuando busquemos así nuestro lugar secreto de oración, éste se convertirá en:
  • UN LUGAR DE ENCUENTRO CON DIOS. Donde podemos dejar atrás este mundo de pecado y tener "un buen encuentro" personal con nuestro Creador. (ver Génesis 24:12).
  • UN LUGAR DE REVELACIÓN. Podremos allí captar vislumbres celestiales. Como Jacob, podremos decir: "Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía... ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo" (Génesis 28:16,17).
  • UN LUGAR DE TRANSFORMACIÓN. "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. " (2ª Corintios 3:18)
A esto siguieron gloriosos resultados: "Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo"  (Mateo 17:8).
 Al igual que cuando miramos el sol durante un buen rato, y al apartar la vista vemos el sol por todas partes, el encontrarnos con Jesús en su gloria nos hará perder de vista todo lo demás. 
"Bueno es para nosotros que estemos aquí".
Porque entonces el lugar de oración nos capacita para dar testimonio. 
El encuentro y la revelación producirán una transformación en nuestras vidas. La transformación nos impulsará a contar a otros lo que hemos experimentado. Al igual que los discípulos, tendremos algo que decir de primera mano. 
"Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo".  2ª Pedro 1:16-18
"Bueno es para nosotros que estemos aquí".
Quedemos en la presencia de Jesús, nuestro Sol de Justicia, hasta que nada veamos, sino a él.

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