¿TE SIENTES SOLO?

"¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo". Isaías 63:2,3.
Una de los más tremendos padecimientos del tiempo actual es la soledad. Incluso en medio de una multitud podemos llegar a sentirnos terriblemente solitarios. 
Especialmente los cristianos, viviendo a contramano del mundo, solemos quedar marginados de nuestros amigos y familia por causa de nuestras creencias. Y esto no es fácil de sobrellevar.
Cuando nos sintamos solos e incomprendidos por los demás; cuando en nuestra propia familia no encontremos simpatía, podemos mirar a Jesús en la carne, y ver como afrontó el estas situaciones. 
¿Tuvo él que afrontar nuestras mismas cargas y perplejidades? ¿Sintió la soledad y la falta de calor humano al igual que nosotros? 
La respuesta es un abrumador sí. Y muchísimo más todavía. 
Comparto con ustedes estos párrafos que me impactaron:
"Mientras Jesús estaba todavía enseñando a la gente, sus discípulos trajeron la noticia de que su madre y sus hermanos estaban afuera y deseaban verle. El sabía lo que sentían ellos en su corazón, y “respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.” (Mateo 12:48-50)... ¡Qué apoyo habría encontrado Jesús en sus parientes terrenales si hubiesen creído en él como enviado del cielo y hubiesen cooperado con él en hacer la obra de Dios! Su incredulidad echó una sombra sobre la vida terrenal de Jesús. Era parte de la amargura de la copa de desgracia que él bebió por nosotros.
El Hijo de Dios sentía agudamente la enemistad encendida en el corazón humano contra el Evangelio, y le resultaba muy dolorosa en su hogar; porque su propio corazón estaba lleno de bondad y amor, y apreciaba la tierna consideración en las relaciones familiares... Su naturaleza sensible era torturada, sus motivos mal comprendidos, su obra mal entendida.
Con frecuencia sus hermanos presentaban la filosofía de los fariseos, antiquísima y gastada, y afectaban creer que podían enseñar a Aquel que comprendía toda la verdad y todos los misterios. Condenaban libremente lo que no podían comprender. Sus reproches le herían en lo vivo y angustiaban su alma... Estas cosas hacían muy espinosa la senda de Jesús... Los que están llamados a sufrir por causa de Cristo, que tienen que soportar incomprensión y desconfianza aun en su propia casa, pueden hallar consuelo en el pensamiento de que Jesús soportó lo mismo. Se compadece de ellos. Los invita a hallar compañerismo en él, y alivio donde él lo halló: en la comunión con el Padre.
Los que aceptan a Cristo como su Salvador personal no son dejados huérfanos, para sobrellevar solos las pruebas de la vida... Más cercano que el padre, la madre, el hermano, el amigo o el amante, es el Señor nuestro Salvador... Cristo ama a los seres celestiales que rodean su trono; pero ¿qué explicará el gran amor con que nos amó a nosotros?"
. El Deseado de Todas las Gentes págs. 292-294
Duele pensar las oportunidades que perdieron sus hermanos y su propia madre por la falta de comprensión del ministerio de Jesús. 
Sin embargo, su amor por ellos no disminuyó. En la cruz hizo provisión para el cuidado de su madre, y entre los discípulos en el aposento alto se hallaba ésta junto a sus hermanos. Su amor los conquistó al final, porque nos ama de una manera que los ángeles no pueden comprender. 
Podemos entonces tener completa confianza en que no nos dejará solos.
¿No es esto motivo suficiente para alabar a nuestro maravilloso Redentor?

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