¿HAS SUBIDO AL TREN?
"Sabemos
que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos
que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer
al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo.
Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". 1º Juan 5:19,20
Cuando
eramos niños, una de las cosas que más esperábamos mis amigos y yo, era
la llegada de los parques de diversiones. En una época en que los
entretenimientos eran contados, incluso el peor de ellos nos resultaba
divertido.
Nuestro mayor interés era subir al llamado "tren fantasma",
en el que un pequeño convoy marchaba con rapidez por las vías de un
lugar oscuro y lleno de sorpresas. Generalmente estaban poblados de
calaveras, monstruos, y otras cosas bastante burdas que aparecían de
repente. No es que nos diera miedo, sino que subíamos en él por el puro
placer de la excitación. Gritábamos y hacíamos escándalo, más para
asustar a las niñas que venían detrás que por temor a los fantoches que
aparecían.
Pero hay otro tren,
más peligroso, aunque mejor iluminado que los de mi infancia, en el que
la humanidad entera se está subiendo. En sus primeros escritos, Elena de
White relata lo siguiente:
"Se
me mostró un tren de vagones que marchaban con la velocidad del rayo.
El ángel me mandó que observara cuidadosamente. Fijé la vista en el
tren. Parecía que en él iba el mundo entero. Después el ángel me mostró
al jefe del tren, un hermoso e imponente personaje a quien todos los
pasajeros admiraban y reverenciaban. Quedé perpleja y le pregunté a mi
ángel acompañante quién era aquel jefe. Me respondió: "Es Satanás,
disfrazado de ángel de luz. Ha cautivado al mundo. Este ha sido
entregado a formidables engaños para creer en una mentira a fin de que
se condene. Su agente, el que le sigue en categoría, es el maquinista, y
otros agentes suyos están empleados en diversos cargos, según los va
necesitando, y todos marchan con relampagueante velocidad a la
perdición. Le pregunté al ángel si no había quedado nadie sin subir en
el tren, y él me mandó que mirase en dirección opuesta, donde vi una
pequeña compañía que caminaba por un sendero angosto. Todos parecían
firmemente unidos por la verdad. Aquella pequeña compañía daba muestras
de fatiga, como si hubiese pasado por muchas pruebas y conflictos.
Parecía como si el sol acabara de levantarse detrás de una nube y
brillara sobre sus rostros, dándoles aire de triunfo, cual si estuvieran
próximos a ganar la victoria". Primeros Escritos pag. 263
¡Casi todo el mundo en poder del maligno! ¡Qué pensamiento terrible! Asusta más que cualquier tren fantasma.
¿Cuáles son algunos de esos engaños?
Jesús
advirtió en su sermón profético de Mateo 24 que habría una obra de
engaño (versículos 4, 11, 23-26). El mayor de todos estos engaños es hoy
el espiritismo, derivado de la falsa doctrina de la inmortalidad del
alma. A través de sus múltiples manifestaciones contribuye a la
perdición de millones. Ya en el Edén el diablo engaño a nuestros
primeros padres con la idea de que no morirían, y todavía la gente lo
sigue creyendo.
Lo
siguiente ha sido rebajar el relato de la creación a nivel de cuento
para niños. Cuando dejamos de lado lo que la Biblia enseña sobre la
creación, el paso lógico siguiente es desechar al Creador. De allí a
rechazar toda la Revelación hay un corto paso.
El
abundante error doctrinal, la falsificación de la gracia y de los dones
del espíritu, que forman el vino de Babilonia, sirven de tropiezo a la
gente y echan a perder el gusto por el dulce jugo de la verdad.
Así tenemos religión sin comunión, cristianismo sin Cristo y fervor sin entrega; ¿no es esto una tragedia?
El
engaño del mundo, la búsqueda de placer y riquezas constituye la
perdición de incontables seres humanos, que se hacen esclavos de una
ambición que nunca será satisfecha y que los dejará vez tras vez en un
vacío sin remedio.
Podría seguir, pero estoy seguro que el lector puede sin dificultad hacer su propia lista...
Me
gustaría ahora enfocarme en los que no se han subido al tren. Los que
forman esa "pequeña compañía" ¿Cómo lo lograron? ¿Cómo escaparon de la
influencia de engaños tan poderosos?
Engaños que vienen del "inicuo
cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y
prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se
pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a
fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino
que se complacieron en la injusticia". 2º Tesalonicenses 2:9-12
La respuesta está allí mismo: "Pero
nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,
hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el
principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la
fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para
alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad
firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o
por carta nuestra". (versículos 13-15).
Recordemos
que Dios mismo nos llama a formar parte de su familia. Él nos eligió,
nos salvó y nos santificó por medio de la verdad. Cristo llega a ser
nuestro modelo y nuestro blanco.
Así como abandonar la verdad lleva a la perdición, recordar nuestra filiación nos lleva a "perfeccionar la santidad en el temor de Dios".
Así como abandonar la verdad lleva a la perdición, recordar nuestra filiación nos lleva a "perfeccionar la santidad en el temor de Dios".
La cita siguiente es fuente de ánimo e inspiración para todo creyente: "Pero
la adopción en la familia de Dios nos hace hijos y no esclavos. Cuando
el amor de Cristo entra en el corazón, nos esforzamos por imitar el
carácter de Cristo... Mientras más estudiamos la vida de Cristo
dispuestos a obedecer, más semejantes a Cristo nos volvemos. El Espíritu
Santo infunde claro entendimiento en el corazón de cada verdadero
hacedor de la Palabra. Mientras más crucificamos las prácticas egoístas
impartiendo nuestras bendiciones a otros y ejerciendo nuestras
facultades recibidas de Dios, más se fortalecerán las gracias
celestiales y aumentarán en nosotros. Creceremos en espiritualidad, en
paciencia, en fortaleza, en humildad, en delicadeza... Los carros en un
tren no sólo están conectados a la locomotora; recorren la misma vía. ¿A
quién estamos siguiendo?" Dios nos cuida Página 139
¿A qué tren te has subido?
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