ANTÍTESIS DE 1ª CORINTIOS 13
Si
tú dices que tienes “amor” y no testificas, ya sea en lenguas humanas o en lenguas
angélicas, tu amor es pura palabrería, un metal que resuena, un címbalo que
hace ruido.
Si el “amor” no te ayuda a entender la profecía, los misterios y la ciencia de la salvación, y a tener una fe que traslade los montes, tu “amor” no es más que una simple declaración.
Si
no estás dispuesto a repartir todos tus bienes para dar de comer a los pobres,
o a entregar tu cuerpo para ser quemado por la causa de Dios, tu “amor” no
sirve para nada.
El
amor en serio, que
proviene de Jesús, es activo: sufrido, benigno y sin envidia; el amor genuino no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad.
El
verdadero amor nacido de Jesús es batallador;
todo lo sufre en amorosa obediencia, todo lo cree con fe perfecta, todo lo
espera en Cristo, todo lo soporta por amor a los demás. Si no
tienes esa clase de amor, no tienes nada.
Las
profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará pero
el autentico amor es persistente. Porque en parte conocemos, y
en parte profetizamos; pero cuando venga el amor perfecto, entonces lo que es
en parte se acabará.
Cuando
yo era niño hablaba, pensaba, juzgaba y amaba como niño, egoístamente; mas
cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo,
oscuramente; mas entonces veremos al Rey del Amor cara a cara. Ahora
amo en parte; pero entonces amaré como fui amado.
Y
ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; y ninguno
puede sobrevivir sin el otro, pero el mayor de ellos seguirá
siendo el amor.
¿Lo tienes?
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