¿ATADOS O DESATADOS?

"Prenderán al impío sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado". Proverbios 5:22
Cuando éramos niños, jugabamos a imitar las películas de vaqueros, -en las que el héroe era atado por los malos y luego se desataba para acabar con ellos-. Pero recuerdo una vez en que jugando así, mis amigos me ataron de forma que me lastimaba las muñecas y no pude desatarme ¡Qué fea sensación!
Lo cierto, más allá de lo anecdótico, es que todos cargamos con ataduras. Pesadas ataduras síquicas, emocionales o espirituales, que impiden nuestra realización y no nos dejan disfrutar plenamente de la vida.
Tal vez se trate de algún mal hábito que te esclaviza y te sumerge en un horrible sentimiento de culpabilidad y de odio hacia ti mismo. Nada es tan destructor de la personalidad como un mal hábito acariciado y mantenido por mucho tiempo, nada puede arruinar tu vida tan completamente y con tanta seguridad.
Quizás pasaste una mala experiencia personal, la muerte de un ser querido, la pérdida de bienes o amistades, un fracaso laboral o cualquier otra cosa, algo que te lastimó tan profundamente que sus consecuencias te acompañarán el resto de la vida. También puede tratarse de alguna enfermedad del cuerpo, imposible de sanar para los médicos.
Tal era el caso de la mujer del relato de los evangelios:"Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.  Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" Lucas 13:10-16
Era parte de la misión de Jesús liberar de sus ataduras a todos los que estaban duramente oprimidos de males y enfermedades por el enemigo de las almas.
Existe, no obstante una atadura mayor que la de las penas que nos atormentan, y a la cual el Señor dedicaba toda su atención. Nos retiene todavía en este mundo y nos lleva a la enfermedad, la destrucción y la muerte. Es la atadura del pecado, de la cual no podemos librarnos.
Elena de Withe escribió algo muy cierto respecto de eso: 
"Es imposible que escapemos por nosotros mismos del hoyo de pecado en el que estamos sumidos. Nuestro corazón es malo, y no lo podemos cambiar. “¿Quién podrá sacar cosa limpia de inmunda? Ninguno.” “El ánimo carnal es enemistad contra Dios; pues no está sujeto a la ley de Dios, ni a la verdad lo puede estar.” La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano, todos tienen su propia esfera, pero no tienen poder para salvarnos. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón; no pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un poder que obre desde el interior, una vida nueva de lo alto, antes que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo. Únicamente su gracia puede vivificar las facultades muertas del alma y atraer ésta a Dios, a la santidad". El Camino a Cristo pág. 18
¿Tienes algo que te ata? Acude a Jesús para ser desatado.

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