COMO LOS TORDOS

"Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando." Isaías 31:5.
En un árbol del jardín de mi casa encontramos un pequeño nido de gorriones. A los pocos días pudimos ver que había algunos huevos en el nido. Entre ellos había uno un poco más grande.
Al tiempo, sentimos un alboroto de pajarillos y nos dimos cuenta que habían nacido los pichones. Para nuestra sorpresa, en vez de los pichoncitos de gorrión, había uno notablemente más grande y negro. 
¿Qué estaba pasando? 
Pues que un tordo había intrusado el nido de los pobres gorriones, que sudaban la gota gorda para dar de comer a tan inesperado polluelo. 
Este tragicómico incidente trajo a mi memoria una canción que me gusta mucho:
Yo soy como el hornero y me retobo
mi patria es mi nido y la defiendo
en cambio ustedes son como los tordos
que quieren empollar en nido ajeno.
"Disculpe" - de Hernan Figueroa Reyes
El tordo es un ave presente en casi toda América del Sur. Esta vividora no construye su propio nido, sino qué aprovecha los ajenos, utilizando a sus dueños como padres sustitutos. 
Una vez fecundada, la hembra busca pájaros con nido establecido y que se encuentren en el período de postura. Elige aves que cumplan con el único requisito de alimentar sus pichones. Por ello el tordo no hace nido propio. Una vez elegido el nido, deposita los huevos durante las primeras horas del día, mientras sus ocupantes están ausentes. La hembra de tordo pica varios o a veces todos los huevos que encuentra en el nido, y deposita los suyos. Ella pondrá sus huevos después que la dueña de casa ha puesto el primero de los suyos, pero antes de que comience a incubarlos. Esto permitirá que los pichones de tordo nazcan primero y comiencen a ser alimentados antes que sus "hermanastros".
La vil costumbre de esta ave, me recuerda al Gran Usurpador, el Diablo. 
Satanás actúa como los tordos, poniendo sus "huevos" de pecado y maldad en el "nido" de nuestros corazones. 
Así, donde solo debería reinar el amor de Dios, aparece aquel intruso para desalojar todo buen pensamiento, todo sentimiento noble, todo el amor y la bondad que el Señor implantó en nuestra naturaleza. 
De la misma manera que este animalito, Satanás no se conforma con anidar junto a Jesús, sino que acaba salvajemente con toda competencia. Elimina la semejanza divina en el hombre y la mujer que debieran reflejar el caracter de Dios y la reemplaza con su deforme imitación. 
Cual negro tordo, consume nuestra esperanza, valor y energías, demandando más y más atención, hasta que caigamos rendidos -pues su voracidad no se saciará jamás-. 
Tal desenfrenada avidez está en la naturaleza misma del pecado, que nunca se dará por satisfecho, llevándonos así a la desesperación y a la ruina. 
¿Cómo evitarlo? 
La naturaleza puede venir en nuestra ayuda, pues: "pregunta ahora a... las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán" Job 12:7.
El hornero es una de las aves que, advertidas de las malas artes del tordo, suelen expulsar de su nido a todo huevo que no se parezca a los suyos. De esta forma evita la pérdida de sus polluelos.
Tomemos ejemplo de este sabio pajarillo, cuidando los "huevos" de nuestro nido. No aceptemos que el Maligno ponga los suyos en nuestra vida, no recibamos sus falsedades, ni permitamos que falsos maestros de afinado canto nos engañen. 
Forma parte del plan maestro de Lucifer infiltrarse entre el pueblo de Dios, haciendo que le demos de comer a sus "pichones" al aceptar sus enseñanzas y recibir sus chismes y maledicencia. Los resultados de tal estrategia serán el desánimo, el descontento y la rebelión. A ellos sigue la apostasía y la perdición de todos los que siguen a sus mentirosos apóstoles.
Por otra parte, no necesitamos temer, pues Dios promete cuidar a sus verdaderos hijos.
El estará siempre "amparando, librando, preservando y salvando,"como lo hace con las aves del cielo. Solamente que debemos estar siempre vigilantes para no ser confundidos o engañados por sus rutilantes -pero falsas- imitaciones del evangelio.
Pablo ya la había advertido cuando dijo "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos." Hechos 20:28-30. 
Se vigilante. Cuidado con los tordos. 

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