VERDADERAS PALABRAS DE ÁNIMO

"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,  por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia". 2ª Pedro 1:3,4 
Los días viernes tenemos una muy linda costumbre en nuestro colegio: entregar a cada docente una tarjetita con un mensaje bíblico y algo dulce para desearnos un feliz sábado. Yo no se si esperamos más la golosina o la tarjeta; pero lo cierto es que la mayoría de los  que recibo, son mensajes de ánimo. 
Me agrada recibirlos, pero mi teléfono celular, mis páginas en las redes sociales y mi correo se hallan saturados de mensajes conteniendo palabras de ánimo. 
¿Por qué necesitamos tanto esa clase de mensajes?
No pasamos -al menos entre mis conocidos-, hambre, ni persecución, ni estamos en guerra, ni sufrimos epidemias, tornados, huracanes, terremotos u otro tipo de catástrofes naturales. Al parecer nos va bastante bien. Sin embargo, somos una generación muy desalentada, deseosa de palabras de consuelo.
Pero a veces, los mensajes de ánimo que recibo suelen pecar de ingenuos, o son simples palabras vacías de contenido. Circula por allí junto a lo bueno, mucha palabrería humanista y falsa, que lo único que logra es hacer que nos evadamos de la realidad.
Nos dicen que valemos mucho, pero cada vez nos maltratan más. Nos quieren hacer creer que somos unos genios, pero bien sabemos que eso no es cierto. Nos repiten que somos únicos, y que están con nosotros, pero eso no alivia nuestra miseria y soledad. Incluso muchos cristianos contribuyen a promover este tipo de mensajes huecos y mentirosos.
Una tristeza que ningún bálsamo humano puede curar ha caído sobre nosotros. La situación de nuestro cada vez más inseguro mundo, lleno de maldad y saturado de toda clase de contaminación; la creciente violencia y la falta de un liderazgo que nos proporcione seguridad nos llena de inquietud respecto al futuro.
¿Dónde encontrar verdaderas palabras de ánimo?
Tal vez esta historia registrada en el libro de Jeremías nos sirva de guía:
"Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá. Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará?"
Mientras el el ejército de Nabucodonosor sitiaba la ciudad y el profeta ¡estaba preso!, Dios le envía un mensaje sorprendente. 
"Dijo Jeremías: Palabra de Jehová vino a mí, diciendo: He aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot; porque tú tienes derecho a ella para comprarla. Y vino a mí Hanameel hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová. Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata".  Jeremías 32:2,3,6-9
Esto sumió al varón de Dios en el desconcierto. Había arriesgado su vida para proclamar que Jerusalén sería conquistada y arrasada por el enemigo, y ahora el Señor le mandaba a comprar un terreno en la condenada ciudad ¿Qué sentido tenía eso?
Preguntó entonces al Señor: "He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la pestilencia; ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo. ¡Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?" Jeremías 32:24-26
Tan increíble pedido constituía una dura prueba para el profeta. Elena de White comenta al respecto:"Tan desalentadora era la perspectiva para Judá en el momento de realizarse esta transacción extraordinaria, que inmediatamente después de cumplir los detalles de la compra y los arreglos necesarios para conservar los registros escritos, se vio muy probada la fe de Jeremías, por inquebrantable que fuera antes. ¿Habría obrado presuntuosamente en su esfuerzo por alentar a Judá? En su deseo de establecer la confianza en las promesas de la palabra de Dios, ¿habría dado pie a falsas esperanzas? Hacía mucho que los que habían hecho pacto con Dios venían despreciando las disposiciones tomadas en su favor. ¿Podrían alguna vez recibir cumplimiento absoluto las promesas hechas a la nación escogida?" Profetas y Reyes pág. 345.
La respuesta de Dios no se hizo esperar. Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" Jeremías 32:27
El verdadero ánimo no está en las palabras que podamos pronunciar los hombres, sino en los hechos poderosos de nuestro divino Auxiliador. El verdadero ánimo se encuentra en el Dios de las circunstancias extraordinarias.  Nunca falla en cumplir sus promesas; no se duerme ni se olvida de sus promesas. Tampoco le faltan los recursos, ni se desanima por nuestros fallos. 
Jeremías podía confiar en que las promesas se cumplirían. Nosotros también.
No necesitamos pues, tantos mensajes de "auto ayuda", o el falso consuelo de que las cosas mejorarán mágicamente de por sí solas. Tenemos más bien un poderoso Aliado, que ha colocado en su Palabra, la Biblia, las más animadoras, preciosas y grandísimas promesas. Estas promesas son grandes porque están avaladas por sus portentosos hechos de salvación en favor de su pueblo.
Muy pronto él cumplirá la última promesa que hizo aquí en la tierra: 
"No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". Juan 14:1-3 
Puedes creer en estas palabras de ánimo. 

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